Incluso las variedades resistentes no toleran estos errores.
Los residentes de verano a menudo enfrentan un problema: los pepinos en los parterres del jardín o en el invernadero se vuelven amargos. Además, los frutos también pueden agrietarse.
Una cosecha así sólo puede desperdiciarse. Todos los problemas se deben a un riego inadecuado.
Los frutos maduros se vuelven amargos si se realizó un riego irregular durante el proceso de crecimiento. Los pepinos son una de esas verduras a las que les encanta la humedad. Ésta es su diferencia fundamental con los tomates.
Si el riego se realiza cada dos veces, se produce un proceso negativo. Las frutas producen sustancias que les dan amargor.
Los residentes de verano suelen regar los pepinos una vez a la semana, pero consumen mucha agua. Esta opción es aún peor.
En este caso, no solo aparece amargor, sino también huecos en la fruta, lo que provoca que se agriete.
Por tanto, el secreto para una gran cosecha es sencillo. Consiste en riegos regulares y moderados.