Algunos residentes de verano consideran erróneamente que esa agua es peligrosa, pero en vano.
Este líquido contiene muchos nutrientes. El valor de dicha agua no es inferior al del estiércol y el compost.
Los pimientos, pepinos, tomates y algunos otros cultivos no aceptan categóricamente agua fría. Por lo general, los jardineros riegan sus plantas con un líquido tibio que ha estado tomando el sol todo el día.
Los jardineros suelen conseguir un suministro sustancial de agua llenando con ella cubos, barriles y otros recipientes. El líquido no se consume en un día, por lo que parte del mismo cuesta varios días, una semana o más. Dicha agua comienza a florecer y no se vuelve transparente, sino esmeralda.
Los veraneantes creen que ese líquido no es adecuado para el riego, por lo que lo vierten y compran uno nuevo. Pero el agua verde es buena para las plantas.
El agua de manantial del pozo está fría y “sin vida”. Casi no contiene oxígeno. Los jardineros experimentados no recomiendan humedecer las camas con esta agua.
Uno que se haya calentado y florecido es ideal. Los cambios se producen debido a la actividad de la chlorella y otras algas. El agua floreciente contiene mucho oxígeno. Es cálido y nutritivo, por lo que con tal riego no se necesitan fertilizantes.