Incluso los jardineros experimentados a veces no tienen en cuenta esta importante regla.
Los tomates son uno de los cultivos favoritos de muchos veraneantes. Los jardineros se esfuerzan por conseguir una buena cosecha.
Sin embargo, las esperanzas no siempre coinciden con la realidad. A veces, todos los nutrientes se envían al follaje y las ramas, y los frutos son de tamaño pequeño.
En primer lugar, los tomates empiezan a “engordar” debido a la gran cantidad de nutrientes.
Se han creado excelentes condiciones bajo las cuales las plantas no tienen prisa por dar frutos, sino que les crecen nuevos brotes y hojas en detrimento de la cosecha.
La sobrealimentación con fertilizantes nitrogenados conduce a este resultado. Por ejemplo, este resultado se puede observar si agrega demasiado estiércol o humus.
A los tomates les encanta la humedad, pero necesitan menos agua que los pepinos. Los jardineros experimentados recomiendan no regar los tomates 2 semanas después de plantarlos en campo abierto. Basta verter agua en los hoyos de plantación. Este volumen será suficiente para los primeros 14 días.
En tales condiciones, las raíces de la planta profundizarán y no permanecerán en la superficie. Posteriormente, los arbustos tolerarán mejor la sequía y producirán cultivos.