Para obtener una buena cosecha de pimientos, no es necesario pasar días y noches en un invernadero o jardín.
Sólo es importante conocer algunas características de la atención. Uno de los puntos clave es trasplantar el pimiento a un lugar permanente.
Esta cultura se considera caprichosa. Para no quedarse sin cosecha, los veraneantes están preparando sus plántulas para cambios importantes. Después de unos sencillos pasos, las plantas jóvenes echarán raíces y comenzarán a crecer.
Antes del trasplante, las plántulas se preparan para condiciones diferentes a las de su entorno familiar.
Las macetas con plantas jóvenes se trasladan a un balcón, invernadero u otro lugar donde la temperatura sea más baja que en un apartamento o casa.
Sin embargo, es importante que la luz solar directa no toque los pimientos. Por ejemplo, es mejor mantener las plantas bajo hilado.
Inmediatamente antes de plantar, se agrega abono o vermicompost al hoyo. También son adecuados los fertilizantes minerales, por ejemplo, azofoska.
La primera alimentación después del trasplante se realiza no antes de 7 a 10 días después. Durante este tiempo, las plantas echarán raíces en el nuevo lugar y se acostumbrarán a las nuevas condiciones ambientales.