Fuera de la ventana, poco a poco empieza a llegar el tiempo cálido y seco.
Los floricultores que cultivan rosas en sus propias parcelas notan con satisfacción que las plantas han comenzado a crecer.
Los brotes que crecen y las hojas en flor no pueden dejar de deleitar a los admiradores de la belleza de la "reina de las flores".
Sin embargo, para poder disfrutar en el futuro de la rica vegetación y la exuberante floración de los rosales, vale la pena prestar atención a su salud.
Así, debido a la falta de lluvia y al clima cálido, se activa el principal enemigo de todos los cultivadores de flores: el ácaro.
Si comienza a notar que las hojas jóvenes, por alguna razón desconocida, se están marchitando, volviéndose amarillas o que han aparecido en ellas algunas manchas y marcas claramente no saludables, inspeccione inmediatamente sus plantaciones.
Si nota pequeños puntos móviles y telarañas en el dorso de las hojas, no cabe duda de que ha llegado una garrapata a su jardín de rosas.
En este caso, será útil el tratamiento con cualquier acaricida, por ejemplo, "Sunmite", "Antiklesch", "Aktellik" u otro fármaco.