Muchos jardineros instalan una caja en su parcela de verano. O cavan un hoyo.
Esto es necesario para recolectar desechos orgánicos. Con el tiempo, la masa se convierte en un excelente fertilizante.
Sin embargo, no todas las sobras se pueden convertir en abono.
En primer lugar, estamos hablando de posibles fuentes de enfermedades y microorganismos peligrosos. Se trata de plantas enfermas y desechos de mascotas.
La mayoría de los jardineros conocen los peligros de esta materia orgánica.
Sin embargo, hay otros desechos que no se pueden enviar al pozo de abono, pero muchos residentes de verano lo hacen de todos modos, por lo que estropean el fertilizante.
Los desechos de alimentos que contienen leche (por ejemplo, la bebida en sí, la crema agria, el queso) no deben arrojarse en ningún caso al contenedor de abono.
El hecho es que dicho componente atraerá plagas peligrosas.
Algunos veraneantes están seguros de que los restos de pescado y carne son la "materia orgánica" ideal para una pila de abono.
Sin embargo, dichos productos deben tirarse a la basura y no al contenedor de abono.
Esta recomendación se explica de forma muy sencilla: la presencia de carne y pescado es garantía casi al cien por cien de la aparición de roedores e insectos peligrosos.
Puedes colocar papel periódico en tu pila de abono. Pero el de la revista... no.
El caso es que este material contiene compuestos que suponen un peligro para el resto de “orgánicos”.