Las fresas no siempre se vuelven pequeñas solo porque el jardinero no ha trasplantado la planta de la baya a una nueva ubicación durante mucho tiempo.
Averigüemos qué más podría estar causando la cosecha estropeada y cómo podemos solucionarlo.
Si aún no ha llegado el momento de trasplantar, pero las bayas aún son pequeñas, es necesario pensar en la nutrición y el riego. Estos son dos puntos obligatorios que le permiten cosechar bayas completas.
En cuanto a los fertilizantes, se aplican al inicio de la temporada de crecimiento y después de la fructificación. Ninguno de estos puntos debe omitirse, de lo contrario no aparecerán bayas grandes en los arbustos.
Si las bayas no solo crecen pequeñas, sino también feas, entonces no hay suficiente boro en el suelo. Casi lo mismo puede suceder con una plantación densa.
La variedad y el arbusto envejecen y degeneran incluso con los cuidados adecuados. Después de solo 4 a 6 años, el rendimiento cae notablemente y, por lo tanto, es indispensable un rejuvenecimiento periódico. Los residentes de verano aconsejan no esperar 4 años, sino intentar plantar nuevas variedades cada temporada.
Quizás el lecho del jardín haya sido invadido por las llamadas variedades de malas hierbas o arbustos masculinos, que no producen mucha cosecha, sino que sólo restan alimento a los arbustos femeninos, que son los que dan frutos con todas sus fuerzas.
También quedará para honrar la memoria de las cosechas del año pasado, si no se realizan tratamientos contra enfermedades y plagas.
De hecho, hay muchas más razones para la degeneración de las fresas, pero, como aseguran los jardineros, estas 4 son las principales.