Las malas hierbas pueden ser un verdadero problema para jardineros y agricultores.
Extraen agua y nutrientes del suelo, compiten con las plantas beneficiosas por la luz y el espacio y pueden crecer rápidamente si no se les presta la atención adecuada.
Sin embargo, existe una forma sencilla que puede ayudar a controlar las malas hierbas: el uso de mantillo.
El acolchado es el proceso de cubrir el suelo con una capa de material que ayuda a retener la humedad y mejora la calidad del suelo. Puede ser cualquier material orgánico como:
• corteza de árbol;
• aserrín;
• restos de plantas;
• césped cortado;
• hojas;
• tallos de diferentes plantas y mucho más.
Esta capa de material reduce la evaporación de la humedad del suelo y evita que se seque rápidamente. También ayuda a retener los nutrientes en el suelo y evita que sean arrastrados por la lluvia o el riego.
Cuando el suelo se cubre con una capa de mantillo, las malas hierbas pierden el acceso a la luz solar que necesitan para crecer y reproducirse. Sin luz, las malas hierbas no pueden crecer ni reproducirse, lo que las hace menos competitivas y limita su propagación. Además, una capa de mantillo retiene la humedad en el suelo, lo que puede resultar beneficioso para las plantas que compiten con las malas hierbas.
Determine su tipo de suelo y seleccione el material de cobertura adecuado. Algunos de los materiales de cobertura más populares incluyen paja, aserrín, estiércol, hojas, pasto, corteza y materiales especialmente formulados, como láminas de plástico.
Limpie el suelo de malezas y otros restos de plantas. Si ya hay malezas en el suelo, se deben desenterrar o eliminar antes de poder aplicar mantillo. Esto evitará que crezcan nuevas malas hierbas a través del mantillo.
Coloque mantillo en la superficie del suelo. Las capas de mantillo deben ser de aproximadamente 5-10 cm. No debes hacer una capa demasiado fina, porque puede ser arrastrada por la lluvia o arrastrada por el viento.
Revisa el mantillo con regularidad. Puede hundirse o moverse, por lo que se recomienda comprobar su estado de vez en cuando. Si nota áreas vacías, agregue más mantillo.
El acolchado es una forma sencilla y eficaz de controlar las malas hierbas que también tiene muchos otros beneficios, como mejorar la calidad del suelo, retener la humedad, prevenir la acumulación de sal en el suelo y retener el calor durante los meses más fríos.