El rábano es el cultivo de hortalizas que es uno de los primeros que empieza a deleitarse con su cosecha en primavera.
Pero para que los frutos no solo sean saludables, sino también sabrosos y jugosos, debemos recordar ciertas reglas de siembra. Si comete errores, toda la cosecha se arruinará.
A los rábanos les encanta regar y lo necesitan.
En este caso, el procedimiento debe ser regular. Si dejas que la tierra se seque, puedes obtener frutos pequeños y flácidos que tendrán un sabor amargo.
Si hace calor durante mucho tiempo, las camas deben regarse por la mañana y por la noche.
Si se permite una deficiencia nutricional, tampoco se debe contar con una cosecha excelente.
Como fertilizante se puede utilizar ceniza de madera, que es rica en potasio. Después de todo, es este elemento el responsable del sabor de las verduras. Además, los frutos también crecerán grandes y apetitosos.