El problema puede aparecer por varios motivos.
En casos raros, se trata de características varietales, pero más a menudo las hojas de tomate cambian de color si se congelan o carecen de fósforo.
Las dos últimas opciones deberían examinarse con más detalle.
Si las plántulas se cultivan en el alféizar de una ventana, no es sorprendente que se vuelvan azules.
El caso es que el color púrpura de la planta lo dan los pigmentos antocianinos. A medida que disminuye la temperatura, hay más pigmento.
Como resultado, el tallo y las hojas se vuelven azules.
Los expertos recomiendan endurecer las plántulas. Por ejemplo, abre las ventanas un rato o saca las plantas al balcón.
En este caso, el reverso de las hojas cambia de color. Como resultado, las hojas se curvan y caen. Por tanto, es urgente realizar una alimentación con fósforo. Cualquier fertilizante que se venda en tiendas especializadas servirá.
Pero hay situaciones en las que el elemento ya está en el suelo, pero está bloqueado por otros medios. Por ejemplo, esto puede suceder con una mayor o menor acidez del suelo. En este caso, "Phosphatovit" será de gran ayuda.