Lo que no le gusta a la tuya: 5 contraindicaciones principales en el cuidado

29.03.2023 22:26
Actualizado: 14.04.2023 23:41

Thuja se considera una excelente opción para decorar una parcela o jardín personal.

Para que una planta conífera esté contenta con su apariencia saludable, no se enferme y se desarrolle, es necesario recordar algunos matices con respecto al cuidado.

No le gustan las sombras

Thuja puede crecer a la sombra, pero en este caso no debes contar con agujas gruesas. Un árbol delgado y ralo es el resultado de plantarlo a la sombra. Por lo tanto, los jardineros experimentados siempre eligen áreas bien iluminadas para la tuya.

No le gustan los suelos alcalinos

Viscoso, denso, poco permeable al aire y a la humedad: esta descripción es típica de zonas alcalinas. Para la tuya, se considera que la mejor opción es un suelo ligeramente ácido: pH 4-5,5.

No le gusta la atención excesiva

No habrá ningún beneficio con una alimentación regular y abundante. En este caso, la tuya crece rápidamente, pero pierde su forma de corona y pierde su valor decorativo.

Boda
Foto: © Belnovosti

Los niveles de magnesio son importantes para las plantas coníferas. Si falta, la tuya se vuelve amarilla, se seca y se seca. Para no adivinar y medir la cantidad requerida, los jardineros simplemente aplican fertilizantes preparados para coníferas, que ya contienen todos los elementos necesarios.

No le gusta la sequía

Este matiz es especialmente relevante para las plantas jóvenes. La consecuencia es una pérdida de valor decorativo, abundancia de piñas y semillas.

No le gusta el riego abundante

No se recomienda plantar thuja en tierras bajas donde el agua se estanca. Debido a la gran cantidad de agua, la tuya se vuelve amarilla, se seca y pierde su belleza. Los hongos se activan y la inmunidad disminuye.

Autor: Dmitri Bobrovich editor de recursos de internet

Contenido
  1. No le gustan las sombras
  2. No le gustan los suelos alcalinos
  3. No le gusta la atención excesiva
  4. No le gusta la sequía
  5. No le gusta el riego abundante