Muchos jardineros piensan que el calabacín es un cultivo sin pretensiones que da frutos activamente en casi cualquier condición.
En la práctica esto no es del todo cierto. El riego es muy importante para los calabacines. Existen varias reglas para humedecer el suelo del lecho en el que crece este cultivo.
El incumplimiento de estos matices conlleva la suspensión del desarrollo del fruto. También puedes encontrarte con la aparición de flores estériles.
El agua fría no es deseable para los calabacines. Los jardineros experimentados riegan las plantas con líquido tibio.
La mejor opción para el riego es el agua lo más cercana posible a la temperatura del aire. Esta opción alivia a la planta de un estrés innecesario.
El calabacín también es caprichoso en esta situación. Si los riegas demasiado, es posible que no den frutos. El riego excesivo también provoca la aparición de flores estériles.
Para evitar errores, los residentes de verano controlan el secado de la capa superior del suelo.
Los jardineros experimentados recomiendan regar los calabacines no debajo del tallo, sino un poco alrededor. Este método evita la erosión del suelo y la apertura de raíces.
Para obtener mejores resultados, los calabacines se pueden regar hoja por hoja. El mejor momento para humedecer la tierra y las plantas es la noche después de un día caluroso.