La falta de suficiente luz solar hará que el crisantemo se quede triste en la maceta y se niegue a crecer y florecer.
La alimentación oportuna y el cuidado adecuadamente organizado ayudarán a lograr una floración exuberante de los crisantemos.
En marzo, cuando comienza la temporada de crecimiento, los crisantemos se pueden trasplantar a tierra nueva.
Césped, tierra de jardín, arena y humus son adecuados en una proporción de 8:8:2:2.
Es mejor trasplantar crisantemos jóvenes anualmente en macetas nuevas, dependiendo del tamaño de la planta. Las flores adultas se trasplantan varias veces al año.
Es bueno colocar macetas con crisantemos en un alféizar soleado, en un balcón o sacarlas al jardín si la temperatura se estabiliza por encima de cero.
El primer fertilizante debe aplicarse no antes de 2 semanas, ya que el sustrato es bastante nutritivo y una fertilización excesiva solo puede causar daño.
En la primera fertilización se puede añadir urea, esparciéndola por la planta (5 g por 1 m2), o regar diluyendo el fertilizante en 10 litros de agua.
A mediados del verano, será necesario un fertilizante de potasio y fósforo para formar cogollos.