La primavera es el momento del uso activo de fertilizantes. Ya sea que se utilicen suplementos minerales u orgánicos, es necesario comprender cómo elegirlos y cómo utilizarlos.
Resulta que no solo importa el tipo de suelo del jardín, sino también la ubicación en el sitio.
Los fertilizantes orgánicos no dañan el suelo; los fertilizantes minerales son más fáciles de aplicar y de calcular la dosis. Pero este aún no es el criterio principal para tomar una decisión.
1. La experiencia y la práctica sugieren que donde crezcan las patatas, conviene añadir aditivos que contengan nitrógeno, fósforo y potasio, además de magnesio y azufre. El sistema estándar (estiércol y cenizas) no puede proporcionar a este cultivo todo lo que necesita.
2. Si hablamos de plantas que se plantan en invernaderos, y se trata principalmente de tomates y pepinos, pimientos y berenjenas, entonces necesitan un suelo saturado de materia orgánica. Aquí se requiere nutrición adicional.
Por lo tanto, en la primavera, al excavar el suelo, se aplican biofertilizantes organominerales. Puede ser vermicompost u otros aditivos que contengan elementos clave como nitrógeno, potasio y calcio, fósforo, hierro y magnesio, zinc, boro.
3. Si hablamos de arbustos de bayas, después de que la nieve se derrita, se aplican principalmente fertilizantes nitrogenados: sulfato de amonio o nitrato de amonio. Pero no todos los jardineros elogian los aditivos universales y recomiendan aplicar fertilizantes teniendo en cuenta las necesidades de cada cultivo.