Muchos jardineros han oído hablar de los campos de lavanda en Francia y algunos de ellos han visto la belleza provenzal con sus propios ojos.
Impresionados por la floración de la lavanda, los residentes de verano intentan cultivarla en su sitio. Pero no todos lo logran.
Las semillas de la planta germinan mal para los principiantes. Además, al huésped mediterráneo le encanta el clima cálido y el suelo único.
El capricho de la lavanda ha obligado a los jardineros a buscar una alternativa. Los criadores crearon una planta híbrida y la llamaron lavandín. El análogo de la lavanda florece de forma más exuberante y durante más tiempo, exige menos iluminación y tolera mejor el frío.
En términos decorativos, el lavandín tampoco es inferior. La planta es más alta que la lavanda, tiene flores más largas, inflorescencias esponjosas y brillantes. El olor de la flor es más intenso debido al alto contenido de alcanfor.
La desventaja es que el lavandín se propaga mediante esquejes y división de raíces. La planta no produce semillas viables.