La lista de malezas con las que luchan los jardineros es grande y variada.
El lugar en él lo ocupa no solo el pasto de trigo o la cola de caballo, sino también una planta tan bonita como la enredadera.
Tiene propiedades decorativas, pero en la práctica da a los veraneantes más problemas que placer estético.
Debajo de la delicada apariencia de la enredadera se esconde un verdadero invasor que crece a la velocidad de la luz.
Para apoyar sus “ambiciones de ocupación”, la planta extrae todos los nutrientes del suelo y literalmente succiona agua. Las plantas cultivadas sufren esto.
Luchar contra la enredadera es difícil, pero en las primeras etapas se puede arreglárselas sin productos químicos. Primero necesitas desmalezar y luego cubrir las camas con mantillo.
Además, es importante recordar que a la enredadera le encantan los suelos ácidos. Si esta planta se reproduce activamente en la zona y otros cultivos crecen mal, entonces el problema está en el suelo acidificado.
Basta agregar cal, ceniza, tiza o harina de dolomita para mover el indicador a la zona neutra. La enredadera no lo apreciará, pero otras plantas crecerán mejor.