Un simple paso que sólo lleva un segundo asegurará una envidiable cosecha de repollo.
Cuando llega el momento de plantar las plántulas en un lugar permanente, es necesario tratar las raíces de las plantas jóvenes.
De esta forma no tendrás que cortar las diminutas cabezas de repollo. Sobre el lecho del jardín se elevarán tenedores grandes, jugosos y “crepitantes”, que se convertirán en la base de una docena de platos.
Para fortalecer el sistema de raíces del repollo, se prepara el siguiente remedio: se vierte estiércol y arcilla (1:1) con agua. El resultado debería ser una pasta en la que se sumergen las raíces jóvenes.
Debe quedar una mezcla espesa sobre los brotes. Inmediatamente después de eso, las plántulas se pueden plantar en un lugar permanente.
Se echa al hoyo un puñado adicional de ceniza y un poco de humus. Esta es una base excelente para el repollo que no necesitará nutrición.
Sin embargo, es necesario asegurarse de que las plantas no sean atacadas por plagas. Mariposas, babosas, caracoles y otros "invitados" no invitados molestan constantemente a los residentes de verano.