Para su pleno crecimiento, desarrollo y fructificación, las plantas necesitan condiciones adecuadas.
No basta con regar, fertilizar y una buena tierra. Los cultivos pueden sufrir una proximidad inadecuada cuando las plantas se oprimen entre sí.
La elección correcta de plantas complementarias ayudará a que otras crezcan y se desarrollen plenamente.
El vecindario equivocado tendrá consecuencias desfavorables: es posible que se quede sin cosecha.
Algunas plantas plantadas cerca librarán una lucha irreconciliable por la humedad y la nutrición.
Si la parcela no tiene un tamaño sorprendente, entonces hay que aprovechar cada centímetro de terreno.
Hay que aprovechar el espacio libre al lado del manzano, pero hay que saber qué plantar.
Los arbustos de frambuesa se llevarán bien junto a un árbol joven. Las plantas no interferirán entre sí y se convertirán en buenas amigas.
Las raíces de frambuesa aflojarán bien el suelo, lo que beneficiará al manzano.
Los fitoncidas que el árbol libera al aire protegerán al manzano de una plaga peligrosa: la polilla.
El arce debe podarse de manera oportuna, sin permitir que crezca por encima de 1-1,5 metros.
Un manzano se llevará bien con un peral. Estos dos árboles tienen mucho en común en cuanto a floración y fructificación. Los manzanos y los perales se distinguen por su inmunidad estable a plagas y enfermedades.
Al igual que las cerezas y las madreselvas, esta planta combina bien con un manzano, si se cumple una condición al plantarla.
Importante: no se pueden plantar árboles demasiado cerca unos de otros, de lo contrario no tendrán suficiente nutrición ni luz.