Todo jardinero intenta reservar al menos un pequeño terreno para los rábanos, para que al final de la primavera puedan degustar los frutos jugosos y aromáticos.
Algunos residentes de verano plantan el cultivo bajo una película, otros lo cultivan en un invernadero o lo siembran inmediatamente en campo abierto.
Los jardineros experimentados saben que el 90% del éxito depende de la variedad adecuada. No todas las semillas son aptas para una siembra temprana. Por tanto, se debe prestar atención a las siguientes variedades:
Las semillas brotan rápidamente y los tubérculos tienen la pulpa más delicada. Durante la siembra, es necesario tener en cuenta una serie de matices para que el rábano crezca definitivamente a finales de la primavera.
Antes de plantar, se hacen surcos poco profundos y se riegan con agua tibia. La distancia entre ellos es de al menos 20 cm.
Cabe señalar que una primavera cálida puede provocar la aparición de pulgas crucíferas. Es fácil deshacerse de la plaga temprano. Es necesario rociar el lecho del jardín con una mezcla de ceniza y mostaza (1:1).