Un rastrillo es algo indispensable en una zona suburbana.
Con esta herramienta, los jardineros eliminan las hojas caídas y los escombros, y también cultivan la cobertura del suelo.
Sin embargo, con el tiempo, los rastrillos quedan inutilizables: se oxidan y, en la mayoría de los casos, simplemente se desechan.
¿Pero vale la pena deshacerse de su vieja herramienta? Los residentes de verano experimentados responden con confianza: "¡No!"
El caso es que a los rastrillos se les puede dar una segunda vida. Es cierto que esta vez la cosa tendrá un “papel” diferente.
La herramienta de jardinería se convierte fácilmente en una percha increíblemente cómoda.
Sólo necesitas utilizar la parte metálica del rastrillo: puedes deshacerte de la parte de madera.
Antes de colgar los “dientes” en la pared, conviene “caminar” sobre ellos con papel de lija. El material debe utilizarse para eliminar el óxido y diversos contaminantes.
El dispositivo de metal tratado debe fijarse en la pared de la casa de campo.
El resultado es un colgador en el que se pueden colgar diversas pequeñas herramientas agrícolas: palas de jardín, azadas, etc.