Una acción similar al misterioso ritual popular en el que, después de plantar patatas, los jardineros rocían el suelo con sal.
Quienes han puesto en práctica este consejo afirman que la sal tiene un efecto positivo en el rendimiento de las patatas. ¿Es esto realmente así y cómo actuar para no “sobresalir”?
Existen varios métodos conocidos en los que la sal ayuda a los jardineros incluso en la etapa de preparación para la siembra. Por ejemplo, puede comprobar si los tubérculos tienen una cosecha prometedora.
Para hacer esto, disuelva 1 kg de sal de mesa en un balde de agua y, después de su completa disolución, sumerja las semillas de papa en la solución una por una.
Si los tubérculos no son aptos para plantar, es decir, con una cantidad mínima de almidón y nutrientes, flotarán.
Los tubérculos de alta calidad, duros y densos, en este caso se hunden hasta el fondo.
Luego, los tubérculos se lavan, se secan y se envían a plantar.
Puede intentar reemplazar los fertilizantes minerales con sal de mesa común al plantar papas en suelos pobres.
Debes saber que este método no puede sustituir completamente a los fertilizantes con nitrato de sodio y potasio. Si salas las patatas después de plantarlas sin fanatismo, no habrá ningún daño especial.