Una tradición está muy extendida entre los jardineros, lo que provoca escepticismo entre los expertos.
La acción consiste en arrojar algo de precipitación helada al invernadero durante el período de derretimiento de la nieve en la primavera.
Se cree que este procedimiento revitaliza el suelo, lo satura con humedad y nutrientes.
Pero los expertos creen que este enfoque es fundamentalmente erróneo. Reduce el valor del invernadero, privándolo de su finalidad principal.
En un invernadero, el suelo se calienta más rápido, por lo que puedes plantar allí antes que en campo abierto. A causa de la nieve, tendrás que esperar para plantar hasta que se derrita y luego se vaya el exceso de humedad.
Para el suelo, el procedimiento no juega un papel especial. Para revitalizar el suelo antes del inicio de la temporada, es mejor regarlo con agua derretida. Pero es importante recordar que en primavera hay suficiente humedad.
Para que la temporada comience sin demora, es mejor no arrojar nieve al invernadero. Solo hay que esperar hasta que el sol primaveral caliente el suelo. La siembra se puede iniciar de forma segura cuando la temperatura del suelo alcance los +15 °C.