Es difícil encontrar un veraneante que no cultive tomates, pero no todo el mundo sabe cómo conseguir una excelente cosecha.
Todo comienza con las plántulas, a las que es necesario proporcionarles un aporte nutritivo. Si las plántulas se alimentan bien, tolerarán fácilmente el trasplante y darán frutos como nunca antes.
Si los tomates tienen dificultades para germinar, las plántulas parecen frágiles y pequeñas, entonces es hora de preparar una solución nutritiva.
El fertilizante se puede aplicar tanto en macetas como en campo abierto. En 2 litros de agua caliente, diluir 2 cucharadas. l. ceniza de madera.
Deja que el líquido se infunda durante 24 horas y luego riégalo debajo de la raíz.
El agua y el estiércol de pollo se toman en proporciones iguales. Dejar actuar 3 días y luego diluir con agua en proporción 1:10.
Antes de aplicar fertilizante, el suelo se humedece previamente, de lo contrario no se obtendrá ningún beneficio. Además, el fertilizante debe aplicarse inmediatamente; es mejor no almacenarlo por más de 2-3 días. Si lo dejas “para más tarde”, el fertilizante se convertirá en un auténtico veneno para las plantas.