Muchas frutas grandes, sanas, carnosas y jugosas: así es como los veraneantes imaginan una cosecha de tomates ideal.
Para lograr excelentes resultados, no es necesario utilizar únicamente productos comprados. Puedes afrontarlo utilizando remedios caseros.
Pero no hay necesidad de apresurarse a fertilizar. Es necesario controlar las plantaciones y tomar decisiones en el proceso: ajustar la nutrición o cambiar el riego.
Si los tomates crecen mal, se enferman, los frutos son más pequeños de lo habitual para una determinada variedad o tardan mucho en madurar, entonces el problema es la falta de yodo.
Puede utilizar fertilizantes ya en la etapa de cultivo de plántulas. Durante este período, las plantas recibirán los elementos necesarios y, tras trasplantarlas a campo abierto, no experimentarán problemas durante el proceso de crecimiento.
Para preparar el fertilizante, es necesario mezclar 10 gotas de yodo en 10 litros de agua. Riegue las plántulas o plantas en el lecho del jardín desde la raíz. Repita el procedimiento una vez cada dos semanas.
Esta es una excelente opción para prevenir la deficiencia de yodo y una buena contribución a la formación de las bases para la futura cosecha.