Todo jardinero con experiencia sabe que un mismo cultivo no se puede plantar en un mismo lugar más de una vez. Esta regla también se aplica a los tomates.
Pero sucede que los propietarios de pequeñas parcelas no tienen otra opción.
Como resultado, las plantas deben replantarse en los parterres viejos. En tal situación, es importante llevar a cabo una serie de medidas preparatorias para reducir el riesgo de enfermedades y plagas en la nueva temporada. Si te olvidas de esto, es fácil perder tu cosecha.
En primer lugar, es necesario eliminar todos los restos de plantaciones anteriores, ya que pueden contaminar el suelo con hongos. No tiene sentido añadir las sobras al abono a menos que hayan sido tratadas previamente.
Después puedes empezar a trabajar con la tierra. El procedimiento debe realizarse en otoño y primavera.
Es necesario agregar preparaciones a base de Trichoderma para reducir el riesgo de desarrollo de hongos y bacterias patógenos.
Además, en otoño es necesario alimentar el suelo con fertilizantes minerales. En primavera, puedes utilizar abono o estiércol podrido.
Se debe utilizar un cubo de fertilizante por metro cuadrado.
A principios de la primavera, es necesario agregar harina de dolomita o tiza, pero cualquier fertilizante a base de calcio servirá. Hay que tener en cuenta que el tomate es un cultivo frágil, que si hay deficiencia de calcio se verá afectado por podredumbre en la parte superior.
Si realizas estas actividades, podrás conseguir una excelente cosecha de tomates grandes y sabrosos.