Incluso los empleados más calificados se enfrentan a la irritación de su jefe.
Entonces, ¿qué estropea estas relaciones?
En primer lugar, se trata de defectos humanos universales: la falta de puntualidad, el engaño y la deshonestidad, que irritan a las personas en las relaciones cotidianas.
En segundo lugar, las cualidades y acciones de los subordinados directamente en sus actividades profesionales.
Es molesto para un jefe presionar constantemente a sus empleados para que completen tareas relacionadas.
Contrastarte con tus colegas como el mejor empleado
Esta situación suele provocar conflictos en el equipo, que reducen la productividad.
Las preguntas y aclaraciones que no se hacen a tiempo pueden llevar la solución de un problema en una dirección completamente diferente, dedicando así mucho más tiempo a completar la tarea.
Pedir disculpas constantemente y guardar las apariencias es muy agotador.
No debes disculparte cada vez si quieres pedirle consejo a tu jefe o si necesitas ir a su oficina.
Ser demasiado optimista acerca de los planes y objetivos.
Por esta razón, la evaluación de resultados es inadecuada.
Las excusas y excusas constantes son increíblemente molestas.
Falta de concentración y distraimiento. Es difícil confiar en una persona con tales cualidades.
Si un empleado se olvida constantemente de traer algo necesario, enviar una carta importante o asistir a una reunión, esto crea inconvenientes innecesarios y solo agrava la irritación del jefe.
Bromas inapropiadas, apodos, diminutivos, abrazos: esto no tiene cabida en el trabajo.
El jefe asigna la tarea al empleado del que quiere obtener el resultado y no tiene sentido entregársela a su colega.
Y no debemos olvidar que todos los que nos rodean son simplemente personas. La responsabilidad confiada al jefe le obliga a ser quisquilloso y exigente.
Evitar aquellas cosas que irritan al jefe asegurará una interacción cómoda para todas las partes en el proceso.
Anteriormente te conté cómo dejar de vivir de sueldo a sueldo .