Trabajar en un nuevo equipo no es una tarea fácil.
Especialmente cuando se trata de un líder.
Los subordinados se muestran escépticos ante los cambios por temor a que empeoren las condiciones laborales.
El líder decide por sí mismo qué papel desempeñar: buen o mal policía.
Pero independientemente de la elección, es importante poder mostrar correctamente el valor del empleado.
Las conversaciones sobre temas abstractos te ayudarán a conocer mejor a las personas con las que trabajas.
Cuando un jefe se interesa por las experiencias de sus subordinados, esto aumenta la confianza.
Deje que la puerta de la oficina del gerente esté siempre abierta: así los empleados se librarán del miedo a acercarse a ellos con una petición.
Los empleados quieren saber que el trabajo tiene significado.
La tarea de un líder es reunir a su alrededor un equipo unido por una misión común.
Para ello es adecuado el uso de porterías. Un objetivo claramente definido y alcanzable es aquello por lo que desea esforzarse.
La oportunidad de celebrar los logros de cada uno aumentará la cohesión del equipo.
Deja que los empleados dispongan de una libreta especial donde anotar los logros de sus compañeros.
No importa si se trata de agradecimiento o de historias de la vida, lo principal es que nadie pase desapercibido.
Los empleados quieren ver a su jefe como líder y mentor. No tener miedo a cometer un error te ayudará a concentrarte en tu trabajo y responsabilizarte de resolver el problema.
El supervisor inmediato anima a sus colegas a buscar de forma independiente soluciones no estándar.
Los gerentes ven que el jefe está interesado en el desarrollo de sus subordinados y, por eso, intentan liberar su potencial interno.
Una pequeña celebración le ayudará a celebrar los logros de sus empleados: una pizza durante la pausa del almuerzo o una botella de champán después del trabajo.
Un viaje organizado a un restaurante o al cine permitirá que las personas se conozcan mejor y se comuniquen en un ambiente informal.
Los regalos materiales se vuelven aburridos. Las emociones permanecen para siempre.
En un equipo donde no tienes miedo de pedir ayuda a tu jefe y donde agradecer a tus colegas se considera la norma, se desarrollan relaciones sólidas y productivas.
Al alentar y respetar a sus subordinados, el líder crea a su alrededor un equipo coherente y seguro que puede afrontar cualquier tarea, incluso la más difícil.
Anteriormente les dije cómo retener al personal sin aumentar los salarios.