La era de las alfombras en las paredes pasó y de repente regresó. Ahora no es tanto una era que está pasando, sino una era real.
Como dicen los profesionales, los rodapiés son cosa del pasado y ahora se presta toda la atención a las paredes flotantes.
Yulia Tychino, experta en diseño e interiores de la red BelNovosti, nos contó cómo es una casa sin zócalos.
Inicialmente, el rodapié apareció como una necesidad. Era algo que protegía contra el polvo y la suciedad.
Luego empezaron a pensar en el aspecto de la estructura.
Un poco más tarde, el zócalo sufrió un "restyling" y se volvió verdaderamente funcional, después de que fue posible tender cables en él e incluso instalar enchufes en el piso. Pero ahora todo esto ya no es relevante.
El efecto de “separación” del plano vertical del horizontal viene dado por la ausencia del habitual zócalo de suelo.
Esto se puede lograr gracias a la peculiaridad de instalar materiales de acabado en las paredes, lo que deja un espacio en la parte inferior de la pared.
Para enfatizar o centrar la atención en el efecto, se monta una luz de fondo en la cavidad resultante.
Alguien dirá que esto no tiene sentido, porque el costo de las reparaciones costará lo mismo que comprar rodapiés de marfil.
Sin embargo, la innovación en el diseño está diseñada para cambiar la percepción del espacio.
Las paredes supuestamente flotantes parecen más ligeras, el espacio está abierto, las imágenes son luminosas, etc. Y cómo no recordar la dinámica y el énfasis.
En general, todavía no es posible hablar de las ventajas prácticas y funcionales de las paredes flotantes sobre los zócalos. A excepción de los efectos visuales ya descritos.
Por lo demás, la novedad aún no ha pasado la prueba del tiempo.
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