Resulta que los techos bajos no son una "maldición": algunos escenarios de diseño prevén específicamente techos más bajos.
Si bien a menudo se prefieren los techos más altos por su sensación de amplitud y apertura, crear la ilusión de un techo más bajo puede mejorar la estética y la comodidad de ciertos espacios.
ADVICE.NEWS ha recopilado varias razones por las que reducir intencionadamente los límites máximos puede resultar beneficioso.
En espacios diseñados para la relajación y la privacidad, como dormitorios o salones, una altura de techo más baja puede crear una atmósfera más acogedora e íntima.
Esto puede crear una sensación de comodidad y encerramiento, haciendo que el espacio se sienta acogedor.
Los techos bajos son muy adecuados para exhibir características arquitectónicas como molduras decorativas, vigas o diseños de techo intrincados.
Estos detalles se vuelven más notorios y visualmente llamativos cuando el techo parece más cerca de los ocupantes.
En habitaciones con grandes superficies o paredes anchas, un techo más bajo puede ayudar a equilibrar las proporciones y evitar que el espacio parezca demasiado grande o vacío.
Los techos bajos pueden ser más eficientes energéticamente porque reducen el volumen de aire que necesita calentarse o enfriarse.
Esto puede conducir a un control de temperatura más conveniente y rentable.
Bajar el techo en determinadas zonas, como comedores o alcobas, puede diferenciar visualmente estos espacios del resto de la habitación.
Esto crea una sensación de separación al tiempo que mantiene un diseño cohesivo general.
Los techos bajos pueden mejorar la acústica de la habitación al reducir la reflexión y el eco del sonido.
Esto resulta especialmente útil en salas donde una buena acústica es importante, como teatros o salas de música.