¿A menudo sientes ganas de comer algo delicioso cuando algo te molesta o te estresa?
¿No puedes resistirte a comer dulces o alimentos grasos cuando estás triste o aburrido?
¿Te encuentras comiendo un paquete entero de galletas o pastel cuando alguien te ha ofendido o enojado?
Si respondió afirmativamente a alguna de estas preguntas, entonces tiene un problema con la alimentación emocional. Esto significa que estás tratando de ahogar tus emociones negativas con la comida, en lugar de abordarlas realmente.
Comer en exceso emocionalmente es una de las causas más comunes de exceso de peso y obesidad. Además, es malo para tu salud física y mental. No sólo ganarás kilos de más, sino que también aumentarás tu estrés, culpa y autoinsatisfacción. Quedas atrapado en un círculo vicioso: cuanto más comes, peor te sientes, y cuanto peor te sientes, más comes.
¿Cómo dejar de comer por estrés y deshacerse del exceso de comida emocional?
Hay formas de ayudarle a afrontar este problema y desarrollar una relación saludable con la comida y con usted mismo. Fueron revelados por el famoso psicólogo de la clínica Doctor Anikina Stanislav Sambursky . Compartió sus secretos para lidiar con comer en exceso emocionalmente y dio cinco recomendaciones efectivas que lo ayudarán a dejar de comer por estrés.
Muchas personas no se permiten expresar determinadas emociones, especialmente la ira. Intentan ser amables y pacíficos con todos, incluso si alguien los ofende o engaña.
Mantienen su ira en su interior y no la expresan para evitar emociones socialmente condenadas. Pero esto no es una solución al problema, sino sólo un retraso.
La ira no desaparece por sí sola; se acumula y causa estrés. Y el estrés nos hace querer comer algo sabroso para al menos disfrutar un poco.
Por eso, te aconsejo que aprendas a expresar tu enojo de manera constructiva: habla de tus sentimientos y necesidades, establece límites y defiende tus intereses, encuentra formas de resolver conflictos sin violencia ni agresión. Esto te ayudará a aliviar la tensión y a deshacerte del deseo de comer tu ira.
Otro desencadenante de la alimentación por estrés es la culpa. A menudo nos sentimos culpables por no estar a la altura de ciertos estándares o expectativas, por no poder complacer a todos o por haber hecho algo mal.
Los sentimientos de culpa socavan nuestra autoestima y respeto por nosotros mismos. Empezamos a pensar que somos malos, indignos o incompetentes.
Para consolarnos de alguna manera, recurrimos a la comida. Pero esto no ayuda; al contrario, aumentamos aún más nuestro sentimiento de culpa cuando vemos que comemos en exceso y perdemos el control de nosotros mismos.
Recomiendo aprender a perdonarse a sí mismo por sus errores y deficiencias, y también a rechazar las demandas y presiones de otras personas. Debes vivir según tus valores y reglas, y no según las que te imponen los demás.
Debes entender que no estás obligado a probar ni a dar nada a nadie. Respétate a ti mismo y a tus necesidades.
Muchas personas no saben decir “no” cuando alguien les pide algo o les ofrece algo. Tienen miedo de negarse porque no quieren ofender a la otra persona, verse involucrados en un conflicto o perder el favor de sus compañeros.
Estas personas intentan ser buenas y útiles para todos, incluso si esto es en detrimento propio, sacrificando su tiempo, energía, dinero o incluso su salud por el bien de los demás. Pero esto no los hace sentir mejor ni más felices.
Al contrario, se sienten sobrecargados, cansados, decepcionados o engañados. Y para recompensarse de alguna manera por su altruismo o depresión, recurren a la comida. Pero esto tampoco es una solución al problema, sino que sólo lo agrava.
Te aconsejamos que aprendas a decir “no” sin remordimientos de conciencia. Debes entender que tienes derecho a rechazar lo que no te gusta, no es adecuado o no es rentable. Considera tus intereses y capacidades, permítete vivir libre de las opiniones de extraños.