El horno microondas se ha convertido en una herramienta indispensable en la cocina moderna. Sin embargo, no todos los alimentos son aptos para calentar en este aparato.
El uso inadecuado del horno microondas puede provocar el deterioro de los alimentos o incluso crear una situación peligrosa.
Cocer huevos enteros en el microondas supone un grave riesgo. Bajo la influencia de las microondas, se forma vapor dentro del huevo, que no encuentra salida.
Como resultado, se produce una mini explosión que no solo puede manchar la superficie interior del horno, sino también causar daño a una persona.
Las uvas maduras, cuando se calientan en un horno microondas, se convierten en una fuente de plasma.
Dentro de cada baya se acumula una carga eléctrica que puede provocar chispas e incendios.
Está estrictamente prohibido calentar la leche materna en el microondas.
Con este método de calentamiento, los nutrientes se destruyen de manera desigual, creando puntos calientes que pueden quemar al bebé.
Las verduras secas en el microondas pierden humedad rápidamente y pueden incendiarse.
Por ejemplo, los chiles liberan capsaicina al aire cuando se calientan, lo que provoca irritación ocular y respiratoria.
Intentar descongelar la carne en un horno microondas produce un calentamiento desigual.
La capa exterior comienza a cocinarse mientras que la del medio permanece congelada. Este régimen de temperatura promueve el crecimiento de bacterias.
Los utensilios metálicos, el papel de aluminio o los embalajes con piezas metálicas pueden provocar chispas en el horno microondas.
Estas situaciones pueden provocar fallos del dispositivo o incendios.
Cuando las hierbas secas se calientan en un horno microondas, pierden sus propiedades beneficiosas y su aroma.
Además, pueden empezar a arder, creando un olor y un sabor desagradables.
Cuando se calientan, las salsas grasas se separan, pierden consistencia y pueden comenzar a “dispararse”.
Las gotas calientes pueden provocar quemaduras al abrir la puerta del microondas.