Al cabo de un tiempo, aparecerán restos de grasa y hollín en cualquier rejilla. Esto no solo arruinará la apariencia de la estufa, sino que también interferirá con la cocción.
Para evitar que esto suceda, es necesario limpiar periódicamente la rejilla. Hay varios métodos para esto. Se diferenciarán según las materias primas con las que esté hecha la rejilla.
Si el caso es avanzado, es poco probable que puedas limpiar la parrilla con un solo producto. Tendrás que utilizar algún método adicional.
Por ejemplo, para empezar, la parrilla se remoja en una solución de limpieza especial durante 2-3 horas, y luego se debe elegir un producto diferente para la parrilla dependiendo de su material.
Para limpiar dicha rejilla, no se pueden utilizar ningún medio agresivo (por ejemplo, para limpiar un automóvil) ni utilizar una fuerza mecánica fuerte.
Esto puede provocar que la rejilla simplemente se desmorone. Además, las rejillas de este tipo no se pueden lavar en el “lavavajillas”.
Es mejor lavar la rejilla de hierro fundido con soda, vinagre y mostaza.
Además, la parrilla se limpia mediante calcinación. Para ello se calcina al fuego, con arena caliente o con la ayuda de un soplete. Lo principal es hacer esto respetando las reglas de seguridad.
Las rejillas esmaltadas y de acero no se pueden limpiar con cepillos metálicos ni con productos químicos agresivos que no estén destinados a este fin. Además, no se recomienda lavarlos en el lavavajillas.
Cuando aparecen defectos en la rejilla, después de un tiempo se formará corrosión en ellas.
Las rejillas de este tipo, al igual que las de hierro fundido, se pueden limpiar con una mezcla de bicarbonato de sodio, mostaza y vinagre.
Además, utilizan detergentes especializados para lavar platos muy sucios, lejías y productos de limpieza a base de álcalis.
El almidón también se utiliza como remedio popular. Si la rejilla no está dañada, se puede lavar en el lavavajillas. No se recomienda calentar parrillas de este tipo.