Quizás el problema más común que puede surgir al lavar ventanas es la aparición de rayas en la superficie.
Entendamos las razones que influyen en la aparición de rastros.
La mayoría de los detergentes contienen jabón u otros componentes que, cuando se secan, dejan una película que, una vez finalizada la limpieza, se convierte en marcas antiestéticas.
Pongamos un ejemplo: pueden quedar rayas de agua en el espejo si se utiliza un trapo o una esponja demasiado húmeda o se realizan movimientos de abajo hacia arriba, y no al revés.
Los trapos que utilizas para lavar los espejos deben cambiarse o al menos lavarse después de cada uso; de lo contrario, la suciedad y el polvo acumulados en el trapo se trasladarán al espejo.
Si utilizas agua muy dura y con alto contenido mineral en el proceso de limpieza del espejo, es probable que quede algún residuo en la superficie. Si tienes que lidiar con este tipo de líquido, sustitúyelo por agua destilada o filtrada.
Cuando lavas una superficie en un clima cálido o en una corriente de aire, el limpiador puede secarse más rápido de lo que puedes limpiarlo y dejar residuos.