Incluso el uso de un limpiador de ventanas popular nunca puede garantizar que hará el trabajo a la perfección.
A veces aún quedan manchas e incluso restos de suciedad después de la limpieza.
En este caso, tiene sentido probar opciones alternativas.
La ventaja de esta herramienta es que puede realizar incluso las tareas más complejas sin mucho esfuerzo. El amoníaco elimina fácilmente incluso las manchas de grasa que puedan haber en las ventanas de la cocina.
Cabe destacar que el consumo de amoniaco es mínimo: bastará con añadir unas gotas a cuatro vasos de agua.
Este método es muy interesante y eficaz, por lo que definitivamente vale la pena utilizarlo. Es fácil de usar. Toma una rodaja de papa y comienza a pulir la ventana.
Espere unos cinco minutos después de esto.
Luego pula la superficie nuevamente con un paño limpio. El resultado te sorprenderá.
Anteriormente hablamos de cómo puedes limpiar tu cocina hasta dejarla reluciente .