Muchas amas de casa experimentadas pueden realizar acciones que a primera vista parecerán extrañas.
La costumbre de verter sal o polvo en el inodoro sin duda llamará la atención.
Sin embargo, esto puede resultar de gran utilidad en cuestiones de mantenimiento de fontanería.
Se sabe que el producto tiene una lista bastante extensa de propiedades y cualidades valiosas. Estos incluyen la capacidad de resistir la actividad microbiana y la capacidad de neutralizar olores específicos.
Si pones regularmente dos cucharadas del producto en el agua, también te protegerás de la posibilidad de obstrucciones.
Lo mejor es observar este "ritual" todos los días.
Para ello, puedes utilizar la opción más económica, en la que “no confiarás” para lavar tu ropa. Ponemos unas cucharadas de polvo en el inodoro antes de acostarnos.
Por la mañana, simplemente lave ligeramente la plomería y enjuáguela.
Si haces esto todos los días, verás lo limpio que queda el inodoro, como si hubieras comprado uno nuevo.
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