Los ahorros deben ser razonables, de lo contrario tendrás que rehacer lo mismo dos veces.
Por ejemplo, para ahorrar en lavado, las amas de casa eligen un ciclo más corto, una temperatura más baja e intentan cargar más ropa.
Hablemos de qué papel juega la temperatura del agua en el lavado y en qué casos ahorrar no dará buenos resultados.
Por supuesto, este es el indicador más importante. El resultado del lavado depende de la temperatura del agua, de qué tan bien se disuelve el polvo, de si se eliminan las manchas y de si se matan las bacterias.
Por lo tanto, un lavado económico a 40 grados centígrados o menos no siempre es adecuado.
En primer lugar, no podrás lavar la ropa de cama en este modo.
En el mejor de los casos, las sábanas y las fundas nórdicas se refrescarán, ya que este modo será ineficaz en la lucha contra las bacterias.
En segundo lugar, este modo no es adecuado para ordenar la ropa de los niños ni los productos de felpa.
A bajas temperaturas, los pañales, mamelucos, ropa de cama y otros artículos para bebés no se pueden lavar adecuadamente. Después de todo, la tarea principal es desinfectar el material.
En cuanto a las toallas o albornoces, se lavan a una temperatura no superior a 30 grados.
En tercer lugar, el lavado de alta calidad de lino y algodón sólo es posible a una temperatura de 60 a 90 grados centígrados.
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