Tanto los frigoríficos nuevos como los viejos no son inmunes a la aparición de un olor repulsivo.
Pero hay buenas noticias: puedes solucionar el problema tú mismo si sigues los consejos de este artículo.
Primero, tendrás que limpiar a fondo el frigorífico, para lo cual deberás retirar todos los productos, luego retirar los estantes y lavar el “interior” del mueble con agua y jabón.
Para devolver la frescura a su equipo, coloque en su interior un recipiente abierto con frutas cítricas picadas (puede ser limón, naranja, etc.).
Un producto como el café también tiene un efecto similar. Llena una bolsa de tela con granos molidos y colócala en el estante de la puerta del refrigerador.
El carbón activado también es famoso por su capacidad para absorber “aromas” de cualquier tipo, de los cuales también conviene dejar varias pastillas en un platillo del interior.
¿No tienes nada de lo anterior a mano? Probablemente en tu casa haya algún trozo de jabón que, como habrás adivinado, también conviene dejar en el frigorífico.
Lo principal es que el jabón tiene una composición natural, entonces no dará miedo dejarlo junto a la comida.