Durante las épocas de calor, muchas personas lo pasan muy mal.
Pero hay una cosa simple que ayudará a una persona a enfriarse rápidamente y restaurar el bienestar normal incluso con un calor de treinta grados.
Estamos hablando de la esponja de cocina más sencilla. El producto es barato, pero da un efecto sorprendente.
Lo principal es utilizar el dispositivo correctamente.
En cuanto comience la época de calor, coge varias esponjas limpias que nunca hayan sido utilizadas y remójalas en agua.
Coloque cada artículo mojado en una bolsa separada con cremallera y control deslizante.
Selle todas las bolsas y colóquelas en el compartimento congelador del frigorífico.
Tan pronto como surja la necesidad, retira uno de los sobres y colócalo en tu frente, brazo o pierna.
En otras palabras, utilice la esponja de la bolsa como compresa refrescante.
La ventaja de una esponja “congelada” es que permanece fría durante bastante tiempo.
E incluso después de que el hielo se haya derretido por completo, la compresa sigue siendo utilizable: casi toda el agua queda retenida dentro del producto. Además, la bolsa se puede devolver al congelador en cualquier momento.