Un melón maduro y dulce puede sustituir fácilmente el almuerzo o servir como tentempié saciante y saludable si no está verde.
Sin experiencia, elegir melones en el mercado o en una tienda no es la tarea más sencilla. Y el hecho de que el verano esté llegando a su fin no es todavía motivo para coger todo lo que tengamos a mano.
Te contamos a qué debes prestar atención a la hora de elegir un melón, porque muchas veces la gente presta atención a las cosas equivocadas.
El consejo más sencillo es comprar siempre verduras y frutas al mismo vendedor. En este caso, el riesgo de engaño es mínimo. Pero hay que intentar encontrar un distribuidor concienzudo.
Mucha gente confía en que basta con hacer una abolladura, una grieta o un corte y el melón está listo para comer. Cualquiera que sea el caso. Todos estos daños sirven como puerta de entrada para bacterias peligrosas, que pueden provocar intoxicación alimentaria.
En primer lugar, es un color uniforme y rico. El melón debe estar amarillo (no verde) y libre de manchas (especialmente marrones).
En segundo lugar, es necesario comprobar la elasticidad de la fruta: cuando se presiona, el melón debe saltar ligeramente y no estar duro, es decir. Las abolladuras deben nivelarse.
Luego puedes tocar: la fruta madura emite un sonido sordo.
Es mejor que el melón tenga rabo y esté completamente seco.
Después de esto, puedes oler el melón. La fruta madura debe tener un aroma persistente.
Si no hay ningún olor o apenas se siente, lo más probable es que el melón sea verde y no dulce. Un olor fuerte puede indicar que el melón está demasiado maduro.