Muchas personas no prestan la debida atención a la higiene de la cama y no saben con qué frecuencia deben cambiar la ropa de cama.
Según las recomendaciones de los expertos, la ropa de cama debe cambiarse una vez a la semana y las almohadas y mantas, una vez cada tres meses.
Esto ayudará a evitar la proliferación de bacterias, hongos, ácaros y otros microorganismos que pueden provocar alergias, enfermedades de la piel y del tracto respiratorio.
Además, los cambios frecuentes de ropa de cama favorecen un mejor sueño y mejoran el estado de ánimo.
La ropa de cama fresca y limpia crea una sensación de confort y relajación, y además huele bien.
Ciertos factores pueden aumentar la necesidad de cambiar la ropa de cama con más frecuencia. Por ejemplo, si duerme con mascotas, suda mucho, come en la cama o está enfermo.
Para cuidar adecuadamente la ropa de cama, se deben seguir varias reglas.
• Para eliminar los gérmenes, es necesario lavar la ropa a alta temperatura, al menos 60 grados centígrados.
• Utilice detergentes hipoalergénicos sin fragancias ni lejías.
• Seque la ropa al sol o en una secadora para evitar olores y moho.
• Planche la ropa por ambos lados para matar los gérmenes restantes y dejarla más suave.
• Almacenar la ropa en un lugar seco y ventilado, evitando el contacto con el polvo y la humedad.
Si sigue estas sencillas recomendaciones, podrá proporcionarle a usted y a sus seres queridos un sueño saludable y de calidad.