Este método ahorra tiempo, dinero y esfuerzo. Sus ventajas son obvias: las ventanas brillan con limpieza y puedes olvidarte de las manchas.
Este método de lavado significa que ni siquiera es necesario pensar en productos químicos agresivos.
Basta mezclar agua caliente con vinagre en una proporción de 3 a 1.
El resultado son tres vasos de agua caliente y un vaso de ácido. Si el olor a vinagre parece acre, se puede sustituir fácilmente por ácido cítrico.
Basta con 50 ml de zumo de limón por vaso de agua limpia.
Luego debes mojar un trapo limpio en la mezcla y puedes proceder al lavado.
Si lo desea, puede rociar el producto sobre el vidrio y luego limpiar todo con un paño de microfibra seco o un periódico arrugado.
Al lavar ventanas, es mejor elegir un clima cálido pero nublado para que los rayos del sol no interfieran con el proceso.
Cabe señalar que para una limpieza perfecta, también es necesario lavar a fondo el alféizar y los marcos de las ventanas.