No todas las amas de casa se deciden a comprar una alfombra, ya que esta decisión promete una serie de dificultades.
En primer lugar, esto aumenta la necesidad de una limpieza frecuente, ya que el elemento decorativo se convierte en un auténtico imán de polvo y suciedad.
También vale la pena considerar que el recubrimiento se convierte en una fuente de olor desagradable si el agente secreto no se usa periódicamente.
En primer lugar, conviene limpiar el revestimiento de la forma tradicional utilizando una escoba o una aspiradora. Posteriormente, debes preparar tú mismo una composición valiosa que te ayudará a "lidiar" con los gérmenes y los olores desagradables.
Para ello, vierte una cucharada de vinagre en un vaso de agua y añade cuatro gotas de aceite esencial de lavanda.
El producto se vierte en un recipiente con atomizador. Regamos la alfombra y esperamos dos horas. Luego intentamos tratar cuidadosamente el revestimiento con un cepillo rígido.
Vale la pena realizar este trámite al menos una vez al mes. Gracias a esto, la alfombra siempre olerá bien.