Nadie es inmune a tal molestia, e incluso los zapatos cuidadosamente seleccionados pueden algún día resultar ajustados.
En este caso, puedes intentar estirar el par. Además, le resultará útil conocer trucos que pueden proteger sus pies de consecuencias conocidas.
Si las cosas van muy mal, puedes acudir a un taller donde los especialistas estirarán los zapatos con un dispositivo especial. Por lo demás, los trucos populares ayudan.
1. Un tacón duro se puede hacer más flexible golpeándolo con un martillo, pero es necesario cubrir los zapatos con un paño suave. Así es como "eliminas" todos los lugares que te frotan los pies.
2. Puedes frotar estas partes del zapato con cera o jabón seco, lo que reducirá la fricción y reducirá el riesgo de callos.
3. Los zapatos se pueden estirar en el congelador usando bolsas de agua.
Puede intentar comprar un producto anti-callos especial que se utiliza para tratar los zapatos. La vaselina, que se vende en cualquier farmacia, no hace peor esta tarea.
Si usa un parche, es mejor usar uno de silicona: no se arruga ni se ondula y además es invisible en la piel.
Otra opción es tratar tus pies con antitranspirante, después de lavarlos y secarlos.