Parecería que no sería difícil darle la forma adecuada al tul que alguna vez fue blanco como la nieve.
Sin embargo, en la práctica, resulta que incluso después del lavado, todavía quedan manchas aquí y allá en las cortinas, y su color no tiene nada que ver con el blanco deslumbrante, sino más bien con un tinte amarillento o gris sucio.
Si se enfrenta a un problema similar, tome nota de un útil truco que le devolverá a sus cortinas la blancura perdida.
Para ello necesitarás productos como sal y leche.
Se deben disolver 4-5 cucharadas de sal en un litro de leche.
Una vez que la mezcla esté lista, extienda el tul sobre una superficie plana y sumérjalo en la solución resultante. Es conveniente hacerlo con un cepillo suave.
Las cortinas deben dejarse así durante 2-3 horas.
Después del tiempo especificado, lava el tul con el método habitual: a mano o en la lavadora y podrás disfrutar del resultado.