Lavar con un acondicionador fragante es un procedimiento familiar para muchas amas de casa y la mayoría vierte automáticamente el líquido en la bandeja de la lavadora.
Sólo las amas de casa experimentadas saben que este producto no se puede utilizar en todos los casos, ya que es simplemente destructivo para muchas cosas.
Hablemos de en qué situaciones es mejor dejar el suavizante en paz.
Las amas de casa cometen muchos errores al lavar la ropa, por ejemplo, clasificar la ropa solo por color y no por tipo de tejido.
Otro error es sobrecargar la lavadora y realizar otras acciones que se describen en las instrucciones de un fabricante atento de electrodomésticos.
Pero la elección del detergente no es menos importante.
Y si hablamos de suavizante, entonces hace falta profundizar un poco más en su composición. El caso es que contiene tensioactivos y otros aditivos que no son aptos para todos los materiales, por lo que es difícil de enjuagar, por lo que el producto se vuelve duro, espinoso y pegajoso.
Por ejemplo, está contraindicado lavar ropa de lana y cachemira con acondicionador.
No solo parecerán pegajosos, sino que también perderán su propósito principal: no se calentarán bien en climas fríos.
No lave prendas, trajes de baño y chándales con acondicionador. Debido a esto, las cosas tardarán más de lo habitual en secarse y, además, aparecerá un desagradable olor a humedad.
Y, por último, la ropa de cama, las toallas de felpa y los paños de microfibra no deben lavarse con acondicionador.