Una agenda apretada a veces dificulta lavar la ropa por la mañana o por la tarde, por lo que la tarea debe trasladarse a la noche.
Sin embargo, desde el punto de vista de la sabiduría popular, esto no debe hacerse después del atardecer.
Ya en la antigüedad la gente concedía un significado especial a la puesta de sol. Se creía que el momento en que el día da paso a la noche tiene una energía especial.
Al parecer, a esta hora del día, todas las fuerzas oscuras se activan, buscando formas de molestar a la gente. La creencia se basa en el hecho de que las cosas mojadas no se deben dejar secar durante la noche. Es decir, la ropa se lavaba temprano para que se secara al anochecer.
Según la leyenda, si infringe esta regla, los espíritus malignos definitivamente se aprovecharán de ella. Se cree que la ropa "captará" la energía nocturna negativa y luego la persona sufrirá dolores de cabeza al usarla.
Los antepasados tenían una actitud negativa hacia la luz de la luna. Cuenta la leyenda que la ropa secada bajo esa iluminación puede atraer mala suerte y enfermedades.