Una lavadora es uno de los electrodomésticos más útiles y necesarios en un hogar moderno.
Ahorra tiempo y esfuerzo mientras mantiene tu ropa limpia y fresca. Pero para que su lavadora le funcione durante mucho tiempo y de manera confiable, debe seguir algunas reglas para su operación y mantenimiento.
De lo contrario, corre el riesgo de dañar su costoso equipo y quedarse sin posibilidad de lavarlo.
En este artículo te contamos los cuatro errores más comunes que no se deben cometer al utilizar una lavadora.
Una de las causas más comunes de avería de una lavadora es la sobrecarga del tambor.
Cuando pones demasiada ropa en un ciclo de lavado, ejerces un exceso de presión sobre el motor, los cojinetes, la correa y otras partes de la máquina.
Esto provoca desgaste, sobrecalentamiento y deformación de estos elementos, así como un deterioro de la calidad del lavado.
Además, un tambor sobrecargado puede hacer que la máquina se desequilibre, lo que provocará ruido y vibraciones excesivos durante el ciclo de centrifugado. Para evitarlo, sigue las recomendaciones del fabricante sobre el peso máximo de carga para tu modelo de máquina y recuerda pesar tu ropa antes de lavarla.
Otro error común es utilizar una cantidad excesiva o incorrecta de detergente para ropa.
Si eliges un polvo que no es adecuado para el tipo de tejido, temperatura o dureza del agua, puedes arruinar el color y la textura de tu ropa, además de provocar reacciones alérgicas en tu piel.
Si pones demasiado detergente en el compartimento del detergente, corres el riesgo de obstruir los filtros y los tubos de drenaje de la máquina, así como de depósitos en el tambor y las juntas.
Esto puede provocar un olor desagradable en la máquina y en la ropa, así como una disminución de la eficacia del lavado. Para evitar esto, siga las instrucciones del fabricante para seleccionar y dosificar el detergente para su modelo de máquina y tipo de ropa.
Otro error que puede provocar daños en la lavadora es la limpieza poco frecuente o inadecuada de filtros y compartimentos.
Los filtros están diseñados para proteger la máquina de objetos extraños como monedas, alfileres, botones, etc., que pueden entrar en el tambor junto con la ropa. Si no limpia los filtros con regularidad, pueden obstruirse y bloquear el drenaje del agua de la máquina.
Esto puede provocar que el agua se desborde, inunde el suelo y dañe los componentes electrónicos de la máquina. Para evitarlo, debes limpiar los filtros después de cada lavado o al menos una vez al mes.
Los compartimentos de detergente y abrillantador también deben limpiarse periódicamente. Pueden acumular residuos de polvo y acondicionador, que forman suciedad y moho.
Esto puede provocar un olor desagradable en la máquina y en la ropa, así como una mala disolución de los detergentes en agua. Para evitarlo, debes limpiar los compartimentos con un paño seco después de cada lavado y enjuagarlos con agua caliente con vinagre o ácido cítrico una vez a la semana.