A menudo quedan residuos en las tazas de té, lo que puede causar algunas dificultades al lavar los platos.
Algunos eliminan los restos de la bebida con refresco o mostaza en polvo, ya que son más eficaces que los detergentes lavavajillas habituales.
Sin embargo, existe una forma más elegante de solucionar el problema: basta con beber la bebida de una determinada forma.
Es el agua del grifo la que provoca la aparición de sedimentos. Esta agua tiene demasiadas impurezas y es dura.
Si cambia el agua normal por agua filtrada, puede reducir significativamente la probabilidad de formación de placa.
Pocas personas saben que la costumbre de beber té con una gota de limón es beneficiosa no solo para la salud: los ácidos contenidos en la fruta evitarán la formación de placa.
Además, con la ayuda del limón, la bebida se vuelve más aromática y sabrosa.
No a todo el mundo le gusta tomar té con leche, aunque es una tradición muy común. La leche ayuda a que el té esté menos concentrado, para que puedas olvidarte de los residuos.
Mucha gente ha oído que no se deben utilizar platos viejos para tomar té. Puede haber grietas sutiles en la superficie.
Este es un ambiente fértil para la formación de placa persistente, con la que es difícil lidiar incluso para un ama de casa experimentada.