Digan lo que digan, el frigorífico crea condiciones adecuadas no solo para almacenar alimentos, sino también para la formación de un olor desagradable.
Debido al espacio reducido, la humedad y la presencia constante de materia orgánica, eliminar el repulsivo “aroma” no sólo es difícil, sino extremadamente difícil.
Incluso si lava bien todo el "interior" del refrigerador, no podrá escapar del olor intrusivo.
En lugar de luchar, por así decirlo, con las consecuencias, conviene destruir el olor desagradable de raíz.
Para ello necesitarás un conjunto completo de “herramientas”, que incluye:
Una vez que hayas reunido todos los materiales necesarios en un solo lugar, podrás ponerte a trabajar. Corte el papel higiénico en trozos cuadrados o rectangulares del mismo tamaño; de 6 a 8 trozos serán suficientes.
Coloca una cucharadita de bicarbonato de sodio en el centro de cada uno de ellos, y luego ata el papel con hilos para que no se derrame el polvo de hornear.
Coloque las “bolsas” resultantes en los estantes del refrigerador y podrá exhalar tranquilamente: el problema que le molestaba será eliminado.