El vinagre hace maravillas a la hora de limpiar. Puede eliminar la cal, combatir los olores y desinfectar diversas superficies.
Pero hay materiales que pueden deteriorarse tras el contacto con el ácido. Esto se aplica a los revestimientos de piedra natural y más. Te lo contamos con más detalle.
El mármol y otras muestras después del contacto con el vinagre pierden su brillo, color uniforme y generalmente se deterioran. Por tanto, hay que protegerlos de los ácidos.
El color de estos recubrimientos puede desvanecerse después del tratamiento con vinagre. La misma regla se aplica a todas las superficies pulidas. Debido al contacto con el ácido, el esmalte se desvanece y pierde su brillo.
Si fueron sellados con silicona, es mejor no usar vinagre para limpiar y lavar los azulejos. La silicona congelada pierde entonces su elasticidad, se seca y puede agrietarse y caerse.
No todo es tan sencillo como dicen las amas de casa. El ácido tiene un efecto perjudicial sobre las piezas de cobre y goma, lo que puede provocar fugas.
Lo mismo se aplica al tratamiento de las juntas de goma del lavavajillas. El ácido cítrico es mucho más seguro.
El aluminio no perdona el contacto con el ácido. Esto se aplica no solo a los platos, sino también a cualquier elemento decorativo. Después del tratamiento, pueden aparecer manchas en la superficie del metal. Es mejor limpiar con bicarbonato de sodio.